El PJ va a su interna sin boleta única

El partido argumenta que no tiene plata para costear la boleta única de papel (BUP) que algunos proponen para la interna. Pero la puerta no está del todo cerrada: todavía queda la posibilidad de que los precandidatos se pongan de acuerdo para financiar su impresión. En cualquier caso ¿cambiaría algo usar BUP en una elección que no tiene voto obligatorio?.

Da la impresión que algunos sectores del peronismo de Entre Ríos no terminan de dimensionar el daño que supone para el PJ, en esta etapa opositora, la suspensión de las PASO. Sin el andamiaje estatal de las primarias y sin obligación de votar, la competencia interna tiende a convertirse en un trámite dominado por las estructuras más poderosas, con poco margen para una renovación.

La semana pasada, el PJ respondió a los pedidos para aplazar la interna, que venían formulando distintos sectores internos interesados en contar con más tiempo para organizarse.

Pero la convocatoria a elecciones sigue siendo con boleta tradicional. Nada de boleta única de papel (BUP).

En la reunión del 26 de abril -cuando la primera línea de la dirigencia peronista entrerriana analizó alternativas electorales de bajo costo para la selección de candidatos a diputados y senadores nacionales- se dejó en claro que el partido no contaba con fondos para imprimir la BUP. Y se tomó de buena manera la propuesta del candidato a senador, Daniel Rossi para que la impresión de la BUP se financie con el aporte del dinero que los distintos candidatos tenían previsto gastar para imprimir sus boletas convencionales.

Igual que como lo hizo con la representación de minorías con una base del 25%, el PJ podría seguir los pasos de sus primos radicales, mucho más volcados a la institucionalidad, incorporando la BUP en sus procesos internos.

Pero hay un problema. La UCR usa la BUP para elegir a sus autoridades partidarias, en elecciones donde sólo votan los afiliados al radicalismo. Es decir que alcanza con imprimir un número de boletas igual al padrón de afiliados. En los hechos, con un grado de participación que ronda el 20% del padrón, la cantidad de boletas únicas que se requieren es mucho menor.

La interna del PJ no es para elegir autoridades partidarias sino candidatos a senador y diputados. Y la carta orgánica habla de internas abiertas. A pesar de que la idea es limitar esa apertura, dejando fuera de la elección a los afiliados a otros partidos políticos y permitiendo que voten sólo los afiliados al PJ y los independientes, el número sigue siendo significativo.

El padrón de una interna de este tipo en Entre Ríos tendría un millón de potenciales votantes, si se descuenta del padrón general los cerca de 100 mil afiliados a otros partidos políticos a los que se impedirá votar en esta interna, para evitar interferencias.

Esto quiere decir que se necesitarían imprimir un millón de boletas únicas. Claro que el nivel de participación que se estima es bajo, porque se trata de una elección que despierta poco interés ya que, en definitiva, cada partido o frente puede aspirar -de máxima- a dos senadores y tres diputados. Distintos son los incentivos en una interna que juegue cargos locales en cada pueblo, como será la de 2027.

Para las elecciones del 6 de julio proyectan una participación que no superaría el 15%. Pero ¿quién puede saberlo? En teoría, una elección seria debería tener boletas impresas para cubrir una participación del 100% del padrón.

El partido ya avisó que no cuenta con recursos para afrontar la impresión de la BUP. Pero el tema no está cerrado. La posibilidad de que el PJ vote con BUP está sujeta a que la idea de Rossi se concrete.

 

Para qué

Suponiendo que se logre sortear el problema económico, ¿cambiaría en algo que la elección se haga con BUP en lugar de boleta tradicional?

Los que disponen de menos aparato pueden pensar que la BUP les garantiza su presencia en el cuarto oscuro, que evitaría el robo de boletas y salvaría los defectos de fiscalización.

Pero el notable desinterés ante esta elección que apenas aspira a cinco bancas en el lejano Congreso de la Nación, hace pensar que serán muy pocos los que se acercarán a votar por cuenta propia en una elección donde el voto no es obligatorio. Se puede presumir que el grueso de los electores serán los que cada sector lleve hasta los centros de votación, aportando la logística de transporte.

En definitiva, los beneficios de la BUP se verían con más claridad en una primaria obligatoria, como las PASO, donde la mayoría va a votar por cuenta propia. No en una voluntaria, como la del 6 de julio. Si la estimación de participación es cierta y ronda entre 10 y 15%, es evidente que ganará, en palabras de un conocedor del paño interno, “el que te mueva la gente ese día”.

 

Quién paga

Es curioso observar cómo algunos sectores parecen haber descubierto que hacer política es caro. En uno de sus incendiarios documentos con los que logró hacerse ver, el Peronismo Amplio Renovador (PAR) criticó que el PJ impulse un “sistema de votación regresivo y excluyente, obligando a cada agrupación a imprimir sus propias boletas tradicionales en lugar de implementar la boleta única recientemente sancionada en Entre Ríos con el voto de nuestros propios senadores”. Lo ven como “una maniobra burda para facilitar sólo la participación de aquellos que disponen de recursos económicos suficientes”.

El documento es largo y jugoso para el debate. Pero con sólo mirar el párrafo citado se advierte un problema de confusión entre el Estado y el partido, tal vez por tantos años de ostentar el poder durante el kirchnerismo.

Jamás el partido pagó las boletas. En las PASO eran los candidatos los que tenían que meter la mano en el bolsillo, más allá de que los distintos gobiernos peronistas de Entre Ríos dispusieron de subsidios especiales para ayudar a todos los partidos a imprimir la boleta, en esos casos la sábana partidaria.

Tampoco el partido fue el encargado de pagar las boletas en los mecanismos de internas anteriores a las PASO, sean primarias simultaneas no obligatorias (como las que introdujo la Ley Castrillón), sean internas abiertas en fechas separadas (las primeras en el PJ fueron en diciembre de 1998) o directamente cerradas a los afiliados, como se hacía antes de 1998. Siempre la impresión de las boletas corrió por cuenta de los interesados.

Fuente: Página Política

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